JÓVENES SOIS FUERTES
Es normal, que una sociedad sana atribuya una especial
importancia al periodo de la juventud como una etapa clave de la vida de cada
hombre.
¿Qué podemos ver en el joven?
La riqueza de la misma vida. El primer objetivo será pues, el
amor a la vida. Una vida que se forma y desarrolla para algo. También vemos un
algo profundo y radical que quiere siempre el hombre y que se alcanza amando la
vida. Una vida que transcurre aquí, en el mundo.
Vemos además, que un joven puede responder generosamente al
amor y por eso, ama al mundo.
Y amar al mundo es amar lo más cercano que tenemos de ese
mundo: los padres, los hermanos, la familia…, los amigos, los estudios, la
profesión, la patria.
Amar al mundo es también amar lo defectuoso que encuentres en
el mundo, para transformarlo. ¿Cómo? Con tu vida aplicada a lo bueno, a lo
justo, a lo verdadero.
Amar al mundo es entregarse con ardor a la conquista del
bien.
Entrega generosa, no egoísta, no para enriquecerse con poder
o con lo material. La verdadera entrega digna de ser humana quiere un mundo
mejor no sólo para mí.
Amar al mundo es vivir la propia situación concreta en la que
estamos (familiar, profesional, etc.) implicándonos en ella para mejorarla y
para convertirla en positiva.
Es un periodo para
crecer en sabiduría. Amor apasionada al saber: los libros, las clases, el
estudio, la propia relación con el mundo, con la naturaleza, con las personas,
son fuente de sabiduría. La estrecha relación del hombre con ese gran manantial
de sabiduría que es la Sagrada Escritura, facilita también la sabiduría.
Con seguridad, ahí podrá encontrar la verdad, la bondad y la
belleza de la vida. Te enseñará a usar la libertad.
Si es llamado a una vocación matrimonial –no es la única
posible-, entonces la entrega del joven, deberá ser la de “comprometerse a
construir en vuestro futuro familias sanas”.
Naturalmente esto es posible hoy y lo será siempre, pero hay
que poner los medios necesarios y precisos.
¿Hay algo más? Claro que sí. Es como si oyeras: trabaja en
conseguir la virtud, los valores, pelea
en esa conquista. Es como si estuvieras oyendo a Séneca. O a Jesucristo, que también
empleaba ese lenguaje.
¿Qué más? ¿Qué pide el mundo? “Los pobres claman justicia y
solidaridad; los oprimidos exigen libertad y dignidad; los ciegos suplican luz
y verdad” ¿Cómo lo hacemos? “Dando
testimonio con nuestra vida”
“Me habéis preguntado cuál es el problema de la humanidad que
más me preocupa. Precisamente éste: pensar en los hombres que aún no conocen a
Cristo, que no han descubierto la gran verdad del amor de Dios. Ver una
humanidad que se aleja del Señor, que quiere crecer al margen de Dios o incluso
negando su existencia. Una humanidad sin Padre, y por consiguiente, sin amor,
huérfana y desorientada, capaz de seguir matando a los hombres que ya no considera como hermanos, y así
preparar su propia autodestrucción y aniquilamiento. Por eso, mis queridos
jóvenes, quiero de nuevo comprometeros hoy a ser apóstoles de una nueva
evangelización para construir la civilización del amor”. (Juan Pablo II en Buenos Aires, 11-4-1987).
“Deseo que la juventud os dé una base robusta de sanos
principios para que seáis siempre “”personas de conciencia””, personas que
inspiran confianza. (Juan Pablo II.
Carta apostólica a los jóvenes, 31-3-1985).
“Toda persona afronta la vida con un desafío, el desafío de
tener un objetivo, un destino y luchar por él. Lo contrario sería pasar la vida
de modo superficial, perder la vida en la trivialidad”. (Manila, 14-1-95).
UNAS PREGUNTAS AL JOVEN.
1. ¿Qué
haces o que puedes hacer para valorar
más la vida?
2. ¿Tienes un
plan breve y concreto en la vida familiar, de amistad o de estudios, con el que
intentas transformar un poco tu mundo particular?
3. ¿Tienes afán
de saber? ¿Lo concretas en algo: tiempo de estudio, de lecturas, de formación,
etc.?
4. ¿Utilizas
diariamente la Sagrada Escrituras durante unos minutos? ¿Haces oración con
ella?
5. ¿Pones los medios
necesarios para alcanzar una auténtica vocación
dentro de un futuro matrimonio o en el camino que Dios te pida?
6. ¿Te esfuerzas
para conseguir cada día algo más de virtud?
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