Para lograr un correcto aprendizaje es necesaria la síntesis
inteligencia-voluntad.
La desconexión entre inteligencia y voluntad no puede
acarrear más que dificultad y problema. No aprende la inteligencia o la
voluntad sino el hombre. Aprende la unidad.
Flaco favor a la voluntad, al hombre, es atribuir
injustamente a la inteligencia asuntos que no son de su exclusividad. Decir que
la IX Sinfonía de Beethoven; el Don Giovanni de Mozart; los Campos de Castilla,
de Machado, etc., son fruto de una gran inteligencia e imaginación es una media
verdad. También son frutos de una gran voluntad que se pusieron a hacer lo
percibido, lo imaginado.
Educación de la
voluntad.
Hay que considerar sus principales elementos para educarla.
Son:
• La motivación, de donde surge toda la disposición para el
esfuerzo.
• El orden.
• La constancia.
• Una mezcla de alegría e ilusión, sin las cuales los
sinsabores que se presentan en las distintas etapas y periodos de lucha acaban
llevándoselo todo por delante.
• La fortaleza.
Una fuerte y clara motivación es el mejor punto de partida
para conseguir la voluntad y aplicarla, aunque al principio, el camino sea
siempre áspero y costoso. (E.Rojas).
Los incentivos son necesarios y desde luego no pueden ser los
mismos para todos: las diferencias individuales necesitan en muchísimos casos,
motivaciones personales.
Lo que sí sabemos es que cuando un estudiante actúa movido
por razones (motivos), gana en fuerza y en esfuerzo y se dirige más eficazmente
hacia la meta aún en medio de dificultades.
La presentación día a día de incentivos, favorecerá
gradualmente que tengamos alumnos con voluntad.
¿Qué motiva?: la alabanza y la censura (la primera
más); conocer los resultados de cómo se va, de aquí la importancia de que los exámenes,
pruebas y trabajos corregidos, lleguen a los alumnos lo antes posible; que los
padres "pisen" frecuentemente el Colegio; el reto por la búsqueda de
la verdad; las recompensas o premios. Los premios ayudan a conseguir y
fortalecer buenos hábitos.
Motivan, especialmente a partir de la adolescencia, los
ideales. Es un momento en el que se conciencian y entusiasman más por ellos.
La experiencia escolar dice que motivan muy positivamente
acciones docentes de este tipo:
- La atención personal a los alumnos y a sus trabajos.
- Hacer saber a sus padres la estupenda realización de una
tarea.
- Estar muy disponibles a resolver las dudas e inquietudes de
los alumnos.
- Felicitar por un trabajo, valorándoselo en la calificación.
- Valorar públicamente una merecida tarea.
- Darles "motivos" para sus acciones.
- Premiar un esfuerzo mayor con una recompensa mayor.
- Confiar en la mejora de cada chico.
- Preguntar diariamente en clase.
- Hablarles exigiendo, pero con cariño en el tono.
- Ser muy sensible a sus necesidades para que comprendan que
el profesor está "cerca de él".
Como puede fácilmente apreciarse, educar la voluntad viene a
ser semejante a progresar en las virtudes, tratando de conseguir un desarrollo
armónico de todas ellas.
Por fin, educar la voluntad es enseñar a decidir y enseñar a
hacer lo decidido. Todos comprendemos que la educación de la voluntad es muy
anterior al comienzo de la vida escolar. El bebé tiene que estar ya inmerso en
una educación de la voluntad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario