Educar la sexualidad viene a
reducirse hoy a enseñar a los jóvenes un uso de la sexualidad que no ocasione
problemas. Nuestra sociedad es muy sensible, con razón, a las ETS y a las
consecuencias no deseadas de la sexualidad. Se reduce la sexualidad a una búsqueda
o aplicación de medios técnicos.
Muchos jóvenes, cuando hablan del
amor, en realidad, de lo que hablan es de sentimientos, afectos y emociones. Y
desde luego, los sentimientos y los afectos son importantes en el amor, pero
amar es algo más. El amor no es sólo cuerpo. También es espíritu. Si nos
quedamos en sólo cuerpo, el amor buscará el placer y siempre el placer egoísta.
Escribe Víctor E. Frankl: “Normalmente el sexo es una forma de expresar el
amor. El sexo se justifica, incluso se santifica, en cuanto que es un vehículo
del amor, pero sólo mientras este existe. De este modo, el amor no se entiende
como un mero efecto secundario del sexo, sino que el sexo se ve como medio para
expresar la experiencia de ese espíritu de fusión total y definitivo que se
llama amor”.[1]
Tres preguntas: tres cuestiones
¿La educación sexual es una
imposición moral de la Iglesia pasada de moda y contraria a lo que es el deseo
sexual y amoroso?
¿Puede ser el afecto el criterio
exclusivo de una relación amorosa?
Si según mi afectividad, quiero una cosa
–una relación prematrimonial por ejemplo- y mi pareja está de acuerdo, ¿eso tiene
que ser bueno?
La intimidad.
Ante el encuentro con el cuerpo
sexuado de otra persona, apreciamos algo más que su cuerpo. Percibimos su
intimidad, es decir, lo que esa persona es en su interior y esa totalidad,
cuerpo e intimidad, nos atraen o no. Hemos avanzado en el camino del
conocimiento del otro/a, y no sólo por la afectividad.
Y seis
ideas para la educación afectivo-sexual.
1. Fortalecer la voluntad de niños,
adolescentes y jóvenes.
2. Fomento del autodominio para crecer
en libertad.
3. Recibir formación afectivo-sexual.
4. Enseñar a amar. No olvidar de la
importancia del aprendizaje por contagio.
5. Explicar que la educación
afectivo-sexual no sólo es biologismo ni tampoco es sólo romanticismo.
6. Proporcionar una formación sólida en
la que deben aparecer la inteligencia,
la voluntad, los sentimientos y las emociones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario