En el exceso de consumo de la felicidad, tiene parte
importante la dopamina. Este neurotransmisor facilita la sensación de
felicidad. Felicidad que nos puede llegar por el número de whastsApp que
recibimos, de Facebook o de películas de amor que vemos. O por supuesto, por la
adición al chocolate u otro ingrediente apetecible. Es el número de estimulantes
y excitantes quienes provocan esta situación.
¿Qué conviene hacer? Moderar el trabajo de la dopamina. En
el caso de que no lo hagamos, llegará un momento en el que los whatsApp o los
Facebook o las películas románticas o policiacas, que tanto nos gustan, la
afición por las fotos, no nos producirán el placer. Hemos llegado al hastío.
El remedio: dar vacaciones a la dopamina. Es decir,
restringir lo que nos está dando placer y buscamos ansiosamente. Una persona en
estado de ansiedad, irritable, con depresión e insomnio, necesita descanso de dopamina
y para eso el mejor remedio es moderar, dar templanza a esos estímulos que
tanto deseamos y buscamos con excesiva frecuencia. Una temporada de abstinencia,
y pasado ese periodo, ese tipo de películas, de hacer fotos, de recibir mensajes,
nos volverá a dar felicidad: la dopamina descansó y regresa
nuevamente para darnos gusto por aquellas cosas.
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