Es el título de una comedia romántica francesa, estrenada en
España el veinticinco de octubre de dos mil diecinueve. Es decir, hace muy
pocos días.
Rémy y Mélanie son dos jóvenes treintañeros que viven en
París y buscan encontrar el amor. Ella lo hace por las redes sociales,
acudiendo a citas a ciegas que nunca salen bien; él, sigue sin encontrar esa
conexión especial que busca en su pareja.
Los protagonistas viven en la soledad y en los sueños y se
van a ver a un psicólogo, que en Francia se le titula “ir a ver a alguien”,
evitando su auténtica denominación profesional, para tapar la problemática del
individuo necesitado de ayuda.
Me ha recordado el título de una ponencia que me han
encargado sobre la comunicación en el matrimonio con el título: “Trabajo,
casa, cole y … tú y yo ¿cuándo?” Es una denominación que me deja algo
perplejo. Porque, ¿qué podemos entender por ese cuándo?: ¿cuándo vamos a casa de
tus padres? ¿cuándo vamos a cambiar de coche? ¿cuándo vamos a tener otro hijo?
… ¿Cuándo vamos a hablar un rato?...
“Tan cerca, tan lejos”, también se puede titular la
vida de algunos matrimonios en los que aún perdura la fidelidad, la relevancia
del compromiso adquirido, cierto grado de erotismo y amor. Pero, al mismo
tiempo ofrecen un declive en la amistad.
La amistad es fundamental en la pareja. Y la amistad es
compartir tiempo, sí, y también compartir ideas, opiniones, intereses,
aficiones. En definitiva: comunicarse.
Estos matrimonios podrían preguntarse por qué hace ya algunos
años, se enamoraron. Se enamoraron porque cuando aún eran amigos, se
comunicaban mucho. Es decir, fue la comunicación, un elemento principalísimo en
su enamoramiento. Por la comunicación llegaron al amor.
“Tan cerca, tan lejos”, nos debe recordar que el amor
de amistad, en el que muy buen papel juega la comunicación, no es hablar por
hablar. Convertir la conversación de cada atardecer, después de la jornada de
trabajo, en un coloquio lánguido, triste y aburrido en el que siempre contamos
las mismas cosas: las dificultades del trabajo; el autoritarismo de uno de los
jefes; los precios de la carne y el pescado; la desobediencia de los hijos; la
pesadez de las llamadas telefónicas de un familiar o amigo; lo difícil que es
el ahorro; las quejas que el colegio nos da del adolescente; la separación de
unos vecinos…
El amor de amistad cuenta con un tipo de comunicación mucho
más alegre, optimista, variado, atractivo, dinámico y en gran manera divertido.
¿Cómo se logra? Es bastante fácil: la pareja tiene que
conocer qué ocurre en el mundo, qué publican las grandes editoriales, qué
defensa se viene haciendo últimamente sobre la naturaleza y la ecología, qué
noticias o mensajes importantes viene dedicando el Papa a los cristianos y a
los no cristianos, qué piensan nuestros amigos sobre las verdades esenciales de
la vida, cómo nos defendemos de los ataques a nuestra dignidad y al matrimonio
y a la familia… Infinito número de cuestiones de actualidad sobre las que
intercambiar los pareceres.
“Tan cerca, tan lejos”. El amor de amistad, mediante
la buena comunicación, y también el cariño, nos llevará siempre a una vida “tan
cerca” de aquel, de aquella al que tanto queremos, que bien podíamos cantar:
“He encontrado al que ama mi alma, lo he encontrado y no lo dejaré jamás”.
(Cantar, 3, 4).
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