viernes, 25 de enero de 2019

EL PODER CURATIVO DEL AMOR. EL HOMBRE NECESITA AMOR



El hombre necesita amor. Feliz pues, aquel que ha encontrado el amor. Gran fortuna la del hombre o la mujer que encontrado el amor,  desea que su historia sea la de un hermoso amor en su vida.
Pero el amor es un regalo y a la vez una tarea. Es un regalo porque encontramos el amor, pero es tarea porque esa “joya encontrada” hay que mantenerla, procurar que no languidezca, lo cual nos lleva a pelear para mantener vivo ese amor. Amor que tiene una gran fuerza, por eso su poder es curativo. Efectivamente, nos transforma y el vigor de ese afecto nos puede purificar, enderezar, recomponer, allanar, siempre que naturalmente le dejemos. Para conseguirlo, no solamente amar, sino también dejarse amar. Es entonces, conjugando amar (darse) y dejarse amar, cuando es realmente transformador.
Sófocles dice en Antígona: “No estoy en este mundo para odiar, sino para amar”. Aspecto importante en el amor es el cariño.  La base del cariño es la delicadeza en el trato, El amor conyugal nos conduce a la intimidad creada por la participación en todo lo que afecte a la vida de los dos. Ser educados siempre. También en los momentos de intimidad. Pero, si la relación se focaliza en lo negativo, esa relación termina mal.
Hay que fomentar las creencias para que cuando las cosas se estropean un poco o mucho, sean las creencias quiénes nos sostengan.
El amor se establece en los sentimientos, en la inteligencia y en la voluntad. La formación ayuda a continuar progresivamente en el camino elegido.
Es fácil enamorarse, pero algo más difícil mantenerse enamorado. Depende de un trabajo laborioso, de un esfuerzo para que los sentimientos no se apaguen ¿Cómo lograrlo? Dándole gran importancia a los detalles pequeños. El descuido de las cosas pequeñas, es la ruina del amor.
Enamorarse es decirle a alguien: no entiendo la vida sin ti, eres parte fundamental de mi proyecto. El enamorado/a es aquel que toma conciencia de que el bienestar del otro es más importante que el propio.
La unión amorosa origina la fecundidad. El amor puede expresarse de diversas maneras, una de ellas es con el acto sexual con el que se  expresa corporalmente el amor y de él puede proceder una nueva vida. O sea, en concreto, en el matrimonio y con el acto sexual expresamos vida y amor.
Qué destruye el amor? : El egoísmo. El consumismo materialista. La ola de sensualidad que desde revistas, cierta literatura, programas de TV,  algunas películas y la pornografía, han convertido al hombre y a la mujer en unos “mirones”. Su objetivo: la búsqueda del placer a cualquier precio.
EL MATRIMONIO. En él encontramos: Dos caracteres. Dos puntos de vista. Dos gustos. Dos personas con sus virtudes y defectos.
Un escritor dice: “El amor es un ejercicio de jardinería: arranca lo que hace daño, prepara el terreno, siembra, ten paciencia y riega. Habrá plagas, sequías o exceso de lluvia, pero no abandones el jardín”.
MISIONES DEL MATRIMONIO: Quererse. Apertura. Educación de los hijos. Iglesia doméstica.
PADRES EDUCADORES.
Son por ellos los padres, los mejores educadores: Unos padres capaces de crecer y transformarse (Torelló, 1991), puesto que los educadores educan cuando han obrado en sí un conjunto de transformaciones por las que llegan a ser mejores personas. Un gran medio: Un entorno familiar saludable. Un entorno hogareño, escolar y social saludable estimula la autoestima, el sentido de pertenencia a un grupo, el sentido de hermandad, de justicia, ... Para ello es importante la presencia estable de adultos que sirvan de modelos y proporcionen apoyo, ánimo, comprensión, sentido de disciplina, dirección y que enseñen al chico a discriminar entre el bien y el mal.
Por el contrario, bajo condiciones perjudiciales de abandono, inseguridad, privación, falta de afecto y abuso físico o psicológico, las criaturas tienden a adoptar un talante desconfiado, dubitativo y temeroso." (LUIS ROJAS MARCOS: Las semillas de la violencia. ED. Espasa Calpe).
El hogar, el buen hogar, favorece el progreso, muy distinto, al hogar problemático. Estudios efectuados sobre ambos tipos de familia verificaron  que las mayores diferencias residen:
         en los valores
         la presencia o ausencia de una actitud de ayuda por parte de los padres
         y el papel definidor de los progenitores, en especial del padre". (Gilmore, 1971, pág. 237).
La familia educadora necesita: Madurez psicológica. Capacidad de sacrificio. Amor maduro: comprender, perdonar, ayudar, valorar al otro/a.

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