Es bien conocido que el profesor es un originador y
encauzador de actitudes, de predisposiciones. Detengámonos, siguiendo a
Whittaker, en las actitudes para reflexionar sobre su importancia para la
autoestima.
Características de las
actitudes:
A. Son
aprendidas.
B. Son
relativamente estables.
C. Implican
relaciones entre sujeto y objeto.
D. Tienen
propiedades motivadoras afectivas.
Las actitudes cambian:
A. Por
cambios en la convivencia. Se pasa de un entorno a otro.
B. Por la
intervención-participación, en unas normas determinadas.
¿Quiere decirse que el profesor contribuye al nacimiento y
desarrollo de actitudes? Naturalmente que sí: "Que los profesores ejercen
una notable influencia sobre la autoestima de los alumnos es comúnmente
aceptado y es una asunción que puede decirse forma parte del bagaje teórico de
los profesionales de la enseñanza" (Machargo. 1991).
Los profesores tienen que encontrar en la autoestima el punto
de apoyo, la motivación más alta posible para sus alumnos, puesto que "el
esfuerzo de cada individuo por mantener, proteger y engrandecer el yo del que
es consciente" (Machargo) lo tienen siempre presente: en cada situación y
acción se valora y se siente valorado. Recordemos que Bills (1981) afirma que la
autoestima actúa como un filtro que selecciona los estímulos e informaciones
provenientes del medio, que han de tener una especial significación para el
sujeto.
Sigue Bills diciendo que el niño ignora, en su familia y en
la escuela, lo que no considera importante o contradice su autoesquema
cognitivo. ¿Quién determina lo que es importante y lo que no lo es?: el
autoconcepto. "Los niños -continúa el mismo autor-, con autoconcepto
negativo tienden a interpretar negativamente las intervenciones de los
profesores", aunque sean positivas.
"Un aspecto típico de la intervención orientadora del
profesor es ayudar a que el alumno se forme un autoconcepto realista,
conociendo sus rasgos positivos y sus puntos débiles o defectos, que debe
superar con la ayuda del Tutor. Enseñar a aceptarse a sí mismos, sin complejos
de inferioridad y sin una falta de realismo que le lleve a sobrevalorarse sin
fundamento" (González-Simancas.1980).
Muchos investigadores piensan que el profesor realiza una
mejor acción directa positiva sobre el autoconcepto de sus alumnos, creando un
ambiente o clima en el aula de convivencia distendida, sincera, leal, alegre,
solidaria, con respeto a unas pocas normas, con buen nivel de confianza y
desarrollo de la responsabilidad personal, que actuando directamente sobre unos
alumnos concretos, aunque también esto deberá hacerse.
Un aspecto previo a la aplicación de cualquier estrategia en
el aula, conviene que el profesor conozca el tipo de autoconcepto que tienen
sus alumnos.
Para ello puede utilizar como instrumentos:
A. El "Cuestionario AFA (Autoconcepto Forma A), de
Musitu, García y gutiérrez (1991) que está comercializado. Consta de 36 items
que proporcionar puntuaciones para cuatro variables del autoconcepto:
académica, social, emocional y familiar. Cada item presenta una afirmación para
la que se ofrecen tres respuestas: siempre; a veces; nunca. Es de aplicación
colectiva, para una población comprendida entre los 12 y 18 años.
B. El Cuestionario sobre el Autoconcepto que se acompaña en
el Material de Apoyo.
Por último, informar a los profesores que experiencias de
intervención realizadas para mejorar el autoconcepto (Colegio Virgen de Lidón,
Castellón, curso 94-95; entre otras), durante un trimestre, han demostrado la
eficacia de estos programas.
Trabajos realizados para estudiar el problema de las
expectativas y atribuciones causales de los alumnos y sus relaciones con el
rendimiento académico manifiestan lo siguiente:
" - Que parece ser que el alumno se forma sus propias
expectativas más en función de las expectativas del profesor que en función de
su rendimiento previo.
- Que la fuente principal para la formación de las
expectativas del profesor es el rendimiento anterior del alumno y que las
expectativas del profesor son el principal determinante del rendimiento
académico del alumno.
- Que los alumnos que cuentan con un rendimiento anterior
alto o satisfactorio, tienen un autoconcepto más positivo, unas expectativas
más elevadas, obtienen mejores calificaciones y realizan más atribuciones al
esfuerzo.
- Que en el rendimiento de los alumnos ejercen una influencia
causal directa las siguientes variables: el rendimiento anterior, las
expectativas del profesor y las expectativas del alumno." (Sampascual,
Navas y Castejón, 1991 a 1996).
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