El fin del acto no es sólo la procreación. Otra finalidad
importante es darse fortaleza en el amor y manifestarse el cariño. Por eso es
lícito y muy bueno realizarlo también en periodos en los que se sabe que la
mujer no es fértil.
¿Qué dice la Iglesia a
los matrimonios?
En ciertos casos es paternidad responsable limitar o espaciar
el número de nacimientos. Pero también puede solicitar en casos determinados,
estar abiertos a una familia numerosa. No cualquier método es lícito para
regular la fecundidad. Hay una forma digna de realizar el acto conyugal y de
ser prudentes en circunstancias graves, practicando la abstinencia durante los
periodos fértiles.
El acto conyugal es un acto
de alianza.
El matrimonio es una alianza y toda alianza tiene un acto por
el cual se lleva a cabo y se realiza. Cuando la alianza matrimonial se renueva,
Dios la utiliza para dar vida. No es coherente darse un festín en el acto
conyugal (la comida entre los romanos) y bloquear con anticonceptivos el poder
de dar una nueva vida que también pertenece al acto de alianza. (Tesis de John
Kippley en “El control de la natalidad y la alianza matrimonial”).
Estamos llamados a dar
vida.
“Los dos cónyuges tienen que dar por supuesto siempre que han
sido llamados a dar la vida, mientras
que no surja algo en contra, y no al revés” (Cardenal C. Caffarra).
La castidad conyugal.
Un modelo: San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María.
“La expresión más alta de la castidad conyugal no es la
abstinencia: una virtud no se expresa de manera excelsa a través del no
cumplimiento de una acción, sino en el obrar. La expresión más alta de la
castidad conyugal es el acto con el que los esposos se convierten en una sola
carne. Es la castidad al servicio del amor”. (Cardenal C. Caffarra)
La preparación al
matrimonio.
Recibir los cursos que tienen establecidos las parroquias.
Personalizar este momento con una pareja o matrimonio con experiencia y durante
este periodo, continuar intentando descubrir las compatibilidades e incompatibilidades
con tu futuro cónyuge. Es tiempo para profundizar más en conocerse antes de
llegar al matrimonio.
La vida sexual en el
matrimonio.
La actividad sexual en el matrimonio, es también un sostén en
las dificultades de la vida matrimonial. Pero si hubo actividad sexual antes
del matrimonio, sin compromiso, sin apertura a la vida, luego como esposos ya
no produce aquel sostenimiento con la misma emoción, afecto y sensibilidad y se encuentran fríos, insensibles,
aburridos, faltos de la ilusión de ante un encuentro de pleno amor.
El matrimonio en la
novela “David Copperfield”.
“Cuando David empezó a experimentar las dificultades que supone haberse casado
con Dora, una muchacha muy inmadura e infantil, la tía Betsey le dirá a David:
Tú has escogido libremente para ti y has escogido una criatura muy bonita y muy
afectuosa. Será tu deber, y será también tu placer, estimarla por las
cualidades que tiene, y no por las que puede no tener. En cuanto a estas, las
tienes que desarrollar en ella, si puedes. Y si no puedes, debes acostumbrarte
sencillamente a pasar sin ellas… Esto es
el matrimonio”. C. Dickens. David Copperfield.
El matrimonio en la
novela “Los bienes de este mundo”.
“¿Qué nos une con tanta fuerza a Pierre y a mí? (se pregunta
Agnes, su esposa). ¿Por qué dejamos de vivir, sufrir, ser felices o pensar
individualmente, desde que nos casamos? ¿Por qué nos convertimos en una sola
carne de un modo tan completo? (Irene Nemirovski: Los bienes de este mundo).
No hay comentarios:
Publicar un comentario