Algunas formas
de transmitir la fe a tus hijos y de hacerla más fuerte: como siempre, implica
coherencia
La transmisión de la fe en familia ya no es automática... se
necesita mucho más
En muchos países, los padres cristianos no consiguen pasar a
sus hijos una fe firme. Pasar la fe de padres a hijos sucedía con naturalidad
estadística en generaciones anteriores, pero ya no en la nuestra. En Occidente
muchas causas concurren para que los padres pierdan autoridad ante los hijos y
para suscitar un individualismo extremo. No sucede solo entre cristianos:
familias de otras tradiciones religiosas también lo experimentan.
En la web AllProDad, dedicada a padres varones (no
necesariamente católicos), señalan algunos factores que ayudan a que un padre
pueda transmitir su fe a sus hijos. Como siempre cuando se trata de valores
reales, requiere constancia y coherencia.
1. Celebra las
festividades y cuenta su historia.
Las festividades religiosas llaman la atención de los niños:
son días especiales. En Estados Unidos hay una frase entre los católicos:
"no es que los católicos guarden la Cuaresma; es que la Cuaresma te
mantiene católico". Lo mismo podría decirse de la Navidad cristiana y de otras
fiestas. No basta con celebrar la fiesta: hay que contar la gran historia que
hay detrás de cada fiesta. La Navidad tiene sentido cuando se proclaman las
lecturas de Navidad. Las festividades sin historias detrás, a menudo suenan a
huecas.
2. Responde las preguntas
de los chicos.
Los niños hacen preguntas sobre Dios, sobre la fe, sobre la
religión. Hay que estar preparado para responderlas. Hay preguntas sobre el
comportamiento que también llevan a hablar de la fe. "¿Por qué debo
perdonar a esos chicos malos?", "¿por qué me pides ayudar a
esos?", nos lleva a las enseñanzas y el ejemplo de Jesús. (Si no sabemos
la respuesta a una pregunta podemos honradamente decir: "pues no lo sé
exactamente, pero lo buscaré y te lo diré". En el Catecismo hay muchas
respuestas, que hay que traducir al lenguaje infantil. También hay gente que
trabaja con niños que pueden ayudar: maestros, catequistas...).
3. Asistid con
regularidad al culto y a los sacramentos.
Si la fe es solo un añadido para los ratos libres, no se
contagiará a los hijos. Los niños han de ver que es una prioridad, y la más
clara es el tiempo. Si la familia solo va a misa "a veces", el niño
pensará que es una cosa poco importante o algo "útil en casos
convenientes" (alguna enfermedad, un gesto social...). Los niños han de
ver que el culto es una prioridad en la familia, en la organización semanal o
diaria.
4. Involúcrate en el
servicio a los demás... y que te vean.
"Servir a los demás es la fe con pies", explican en
AllProDad. Los niños aprenden de lo que ven hacer a sus padres. Si te ven ser
voluntario en Cáritas, Manos Unidas o la parroquia, ellos aprenderán a hacer
ese tipo de servicios. También es bueno involucrar a toda la familia: recogidas
de material, actividades, etc...
5. Enseña a confiar en
Dios.
En el cristianismo, todo está basado en la confianza en Dios.
Una clave es enseñar al niño a confiar toda su vida en el Dios que lo creó, que
lo ama y quiere lo mejor para Él.
6. El juicio definitivo
sobre cada persona está reservado para Dios.
A los niños les enseñamos a distinguir los actos buenos de
los actos malos, y está bien, pero a la hora de clasificar a la gente es mejor
recordar lo de "no juzguéis y no seréis juzgados" (y explicar lo que
significa). "Enséñales a tener un corazón humilde que busque entender al
otro", explica AllProDad.
7. No mantengas a los
niños en una burbuja.
Incluso en los países de mayoría católica, hay personas de otras
denominaciones y religiones. No tiene sentido intentar hacer creer a tus hijos
que "todos hacen como nosotros". No es así, y enseguida se darán
cuenta. Y llegará el momento, al crecer, en que tomarán sus propias decisiones
sobre religión. También es bueno que vea que hay otras parroquias donde las
cosas se hacen de otras maneras.
8. Dile que comparta la
fe con sinceridad y humildad.
Nuestra sociedad pretende hacernos creer que ya casi no hay
tabúes, excepto hablar de la propia fe con otras personas. Hemos de enseñar a
nuestros hijos a que puedan hablar de su fe sin complejos ni vergüenzas:
creemos que es buena, bella y verdadera y la queremos compartir. Hemos de
ayudar al niño a poder expresar por qué cree y en qué cree. Y ha de poder
hacerlo con sinceridad y también con humildad. La fe da alegría y un terreno
firme: no debe dar soberbia.
9. Se necesita una
aldea para educar... dásela
"Se necesita una aldea para educar un niño", dice
un refrán africano. En lo religioso es especialmente cierto: la fe se transmite
en comunidad. En ella vemos que personas distintas (varias edades,
procedencias, estilos) creen todas las mismas verdades, cada una con sus
acentos. Ese testimonio colectivo fortalecerá la fe de tus hijos. Hay que
buscar esa comunidad.
Publicado por P.J.G./ReL26 diciembre 2017.
No hay comentarios:
Publicar un comentario