Ponerse a estudiar es prepararse. Prepararse para aprender es
parte del propio aprendizaje, de mismo modo que el precalentamiento es parte de
una competición deportiva. El que quiere aprender, debe procurar el estado
emocional adecuado en ese momento. Por lo tanto, hay que considerar una triple
preparación: física (material necesario, lugar idóneo para el aprendizaje,
ventilación, luz, etc), emocional (relajado, con correcta autoestima, con afán
de saber, descansado) y conectado con el tema (qué sé de esta cuestión que voy
a estudiar, cuáles son mis conocimientos previos sobre ella, qué dice el
diccionario, mis libros o la enciclopedia sobre este particular…). El
científico francés Louis Pasteur ya enunció a principios del siglo XIX que “la
suerte sólo beneficia a la mente preparada”
Estudiar una lección consta de las siguientes fases: lectura,
subrayado, razonamiento, el esquema o resumen, repaso y memorización.
Lectura atenta. Comenzar por algo fácil o que guste
más. Una vez concentrado, hay que ir a lo más difícil.
Subrayado. Fijarse en los términos importantes.
Obtener las ideas capitales y subrayarlas. Las ideas capitales conectan y
despiertan además los conocimientos previos.
Teniendo en cuenta que hay que evitar la fiebre del subrayado. También
es muy útil anotar en los márgenes del libro, informaciones importantes o
utilizar palabras y señales que representen una idea. Hay que procurar que las
ideas subrayadas tengan relación entre ellas.
Razonamiento. Hay que proponerse aprender,
recordar y asimilar, no simplemente leer o informarse. El grado de razonamiento
comienza a ser alto, cuando el estudiante es capaz de elaborar ejemplos
propios, concretos y válidos para los conceptos importantes. Igualmente indica
que el razonamiento va muy bien, si se es capaz de inventar imágenes apropiadas
a los que se estudia.
Esquema o resumen. Finalizada la lectura y el estudio
razonado de una lección, se puede construir el esquema que es el armazón del
tema trabajado. El esquema es la columna vertebral de la lección. En él, todos
los términos deben tener significación. Para hacerlo correctamente hay que
realizar operaciones de análisis y síntesis sobre el texto de estudio. El
estudiante que realiza esquemas, buenos esquemas, aprende mucho.
Repaso y memorización.
El esquema se memoriza. Es un estupendo instrumento para preparar el
examen.
Por lo tanto, aprender algo es tan normal y corriente en la
vida como alimentarse, descansar, trabajar o enamorarse, pero hay que dedicarle
tiempo y esfuerzo. Los temas amplios y generales se asimilan mejor si se
descomponen en diversas partes. La fragmentación de la información ayuda a
entenderla más perfectamente.
La hoja-registro que aparece a continuación, ayuda a conocer
cómo es el estudio.
HOJA-REGISTRO DEL ESTUDIO PERSONAL.
1 ¿He asistido y aprovechado hoy las clases.
2 ¿Procuro dejar a un lado los problemas personales cuando
estoy estudiando?
3 ¿Me venzo ante el desánimo o la dificultad que encuentre
durante el estudio?
4 ¿Logro superar las dificultades que se han presentado hoy
en el estudio?
5 ¿Controlo el tiempo de estudio: 1 hora= 60 minutos?
6 ¿Procuro mejorar mi horario personal para rendir más y
mejor?
7 ¿Atiendo a que todas las materias dispongan de su tiempo
de estudio conveniente?
8 ¿He terminado todas las tareas y el estudio que tenía
previsto o encomendado para hoy?
9 Podría haber mejorado hoy mi estudio logrando que fuera
más real y práctico?
10 ¿Repaso a menudo lo que he aprendido, para tenerlo
actualizado en la memoria?
11 He puesto una firme voluntad para ponerme a estudiar?
12 ¿He consultado el diccionario ante aquellas palabras que
aparecen en los textos y no entendía?
Condiciones para el estudio.
No olvidar que para estudiar se necesita:
Buen nivel lector. Afán
de saber.
Capacidad de expresión. Hábitos
de trabajo.
Una inteligencia promedio o normal. Voluntad.
Capacidad de atención. Saber
escuchar.
Memoria. Capacidad
de análisis.
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