Comenzamos fijándonos en célebre científico español: RAMÓN Y
CAJAL. Premio Nobel de Fisiología.
Cursó el bachillerato en el Instituto de Huesca. Mostró
vocación por las artes plásticas, en especial por el dibujo. No le gustaba memorizar.
Era un estudiante mediano. Y un buen día, intervino su padre. Le explicó la
anatomía humana. Santiago Ramón y Cajal, quedó fascinado ante la
intervención de su padre y experimentó
un gran cambio. De ahí, deducimos y podemos pensar, en la importancia que tiene
la relación continua y sencilla con los hijos.
Gran parte de la grandeza de la familia está en la educación de
los hijos.
Tienen que ser educados en conocer qué es el bien y qué es el
mal. Y atender a la formación de su carácter: fortaleza y voluntad.
También, Educación de la afectividad.
No podemos olvidar que el carácter perfecciona la naturaleza humana.
Y la Escuela del carácter es la familia.
Educar es una tarea apasionante. Invito a los padres a que se tomen este
cometido como lo más importante de sus vidas. Los padres tienen en contra un
mundo muy permisivo. Pero los padres que funcionan bien, transmiten categorías
de gran valor para sus hijos. Nadie puede ejercer con los chicos una influencia
tan intensa como la de sus padres, porque
no sólo les aportan ideas y principios
cuando educan, sino también, que todo eso lo hacen rodeado de un clima
afectivo, cuestión que nadie puede hacer y ellos sí.
Los padres tienen que estar en primera línea en la educación
de los hijos. Sobre tal cuestión no hay duda alguna. Todos de acuerdo. Pero tal
concordancia tiene que ser real, activa y constructiva.
Algunas preocupaciones:
* El rendimiento académico de los hijos.
* Quiénes son sus amigos.
* El ambiente frívolo con el que se pueden encontrar, especialmente
en los momentos de ocio.
* Alguna conducta problemática.
Pero los padres poseen una fuerza transformadora enorme.
Condiciones para
educar:
* Que en la familia haya serenidad. Los problemas se
resuelven mejor en un ambiente sereno.
* Relación estable entre los esposos y que goce de
autenticidad, respeto, agrado y cariño. Es lo normal ya que se aman. Amor
basado en el bien del otro.
* Sin olvidar la doble empresa común: el crecimiento en el
amor de los cónyuges y gran dedicación a la educación de los hijos.
* Excelente comunicación conyugal.
* Disponer de tiempo para la esposa/o y para cada hijo. Para los hijos, tiempo para
escuchar, para jugar, para hablar, para conocer sus amigos y sus preocupaciones
y su vida escolar.
* Realizar un ejercicio maduro y justo de la autoridad.
Ante un proyecto tan apasionante, tendremos que continuar
reflexionando en las próximas entradas.
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