Hay chicos/as que nos ofrecen con sus vidas, una historia
fantástica con la que pretenden evitar enfrentarse con una situación real, que
a veces puede ser incómoda. Su interés es intentar huir de un problema,
obligación o peligro. Su comportamiento es como el de un "niño
pequeño".
En la histeria infantil lo normal
es la presencia de un desequilibrio entre las pretensiones del sujeto y el
rendimiento escolar: a veces son "justificaciones imposibles", poner
las causas de los problemas en otros, curiosas llamadas de atención para que
sus intereses sean atendidos, concentración enfermiza en "sus razones o
motivos", etc.
Manifestaciones de la histeria.
La histeria es capaz de
"imitar" el cuadro clínico de todas las enfermedades somáticas y
psíquicas: infantilismo somático o psíquico; regresiones a etapas inferiores de
la vida, etc.
Pueden por lo tanto aparecer:
vómitos y diarreas; trastornos cardiacos y muy especialmente fenómenos
sensoriales, con marcada sensibilidad en dolores orgánicos: de cabeza, u otros
órganos.
El carácter del histérico/a es
bastante problemático. En el fondo padece un trastorno afectivo serio. Su
deficiente capacidad de amar constituye el motivo que le empuja y le hace
correr constantemente tras el amor, impulsándole a una continua búsqueda de lo
sensacional y lo insólito. Así se desarrolla con fuerza su fantasía histérica
que origina sus mentiras sensacionalistas. Mentir es algo importante dentro de
la personalidad histérica: mentiras conformadoras de sueños de grandeza, de
persona importante, de víctima, ...
Esta deformación de su carácter
está englobada dentro de un fuerte egocentrismo y una hábil facilidad en la
verbosidad persuasiva y gracia en el hablar.
Cómo ayudar al histérico.
1. Padres y profesores no deben:
* entrar en su juego.
* dejarle al descubierto.
2. La conducta de los educadores
ante él será serena y objetiva. Emplear pocas palabras y usar un tono enérgico.
Escucharle con calma, sin echar leña al fuego.
3. Dejar libre curso a las
reacciones histéricas, pero dando a entender claramente que esas reacciones no
pueden tomarse en serio.
4. Lograr equilibrar pretensiones
y rendimiento del sujeto.
Preparar un plan para que mejore su rendimiento académico.
5. Fomentarle la generosidad
haciéndole participar en encargos o tareas escolares que supongan un servicio a
los demás.
6. Procurar que las mentiras
detectadas no le reporten beneficio alguno.
7. Alabar públicamente al chico
de la clase que afrontó una situación difícil con sinceridad.
8. Ofrecerle recursos para que
solucione su problema afectivo,
principal causa de todo su mal.
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