Por: Rick Weissbourd | Fuente: lafamilia.info
Los niños perciben que a sus padres les importa más que
saquen buenas notas a que sean buenas personas, así lo revela un psicólogo de
Harvard, quien a partir de este estudio, ha creado una guía para educar a los
hijos. Solo uno de cada cinco niños cree que a sus padres les preocupa que sean
buenas personas, por encima de sus logros académicos o su felicidad, así lo
confirma un estudio llevado a cabo por Rick Weissbourd, psicólogo de la
universidad de Harvard.
El proyecto Making Caring Common (Hacer de la solidaridad
algo común) llevado a cabo en la universidad de Harvard realizó una encuesta a
10.000 alumnos de secundaria y bachillerato sobre los valores que eran más
importantes para ellos. Los alumnos eran de 33 colegios diferentes de todas
partes de Estados Unidos y de distintas clases sociales y razas.
El 80 por ciento de estos niños consideraron que los logros
personales o la propia felicidad eran lo más importante. Aunque en el pasado
padres y educadores hayan asegurado que valoran más la bondad que los logros
personales, es evidente que los niños no les creen. Cuando se les preguntó si
estaban reflejando las prioridades de sus padres, los alumnos contestaron
afirmativamente. De hecho, la gran mayoría estaba de acuerdo con la frase “a
mis padres les enorgullece más que saque buenas notas que ser un miembro
solidario en mi comunidad”.
El problema es que, según Weissbourd, cuando se educa a los
niños con estas prioridades, hay un riesgo más elevado de que se den
“comportamientos dañinos, como ser cruel, irrespetuoso o deshonesto”. Según
varios estudios, el 50 por ciento de los alumnos admiten haber copiado en un
examen y el 75 por ciento haber copiado los deberes. Además, vivir de acorde
con este estándar provoca estrés y depresión.
Guía para criar a un
buen niño en cinco pasos.
Para cambiar este modelo educativo y que los niños aprendan a
poner en orden sus prioridades, Weissbourd ha creado una guía para criar a un
buen niño en cinco pasos, pues por mucho que les expliquemos a nuestros hijos
que ser amables y ayudar a los que lo necesiten es importante, el mensaje que
reciben es que la prioridad es sacar buenas notas y ser feliz, aun a costa de
los demás o de sacrificar valores tan importantes como la caridad y la
honestidad.
Así que toma nota a las siguientes recomendaciones del
psicólogo de Harvard:
1. Haz de preocuparte
por otros, tu prioridad.
Los niños necesitan aprender el equilibrio entre su felicidad
y la de los demás. Necesitan oírte decir que ayudar a los demás y ser buenos es
la prioridad número uno. Asegúrate de que se dirija a los demás con respeto.
Cuando interactúes con otros adultos en su vida, enfatiza lo
importante que es la amabilidad. Por ejemplo, pregunta a sus profesores si
ayuda a los demás en clase.
2. Facilita que tus
hijos practiquen la amabilidad y gratitud.
Varios estudios muestran que las personas que habitualmente
expresan su gratitud suelen estar más dispuestos a ayudar y son más generosos,
compasivos e indulgentes; y también ¡más sanos y felices! Prueba esto:
• No le recompenses por cada buena acción como poner la mesa.
Se espera del niño que ayude en casa con normalidad, y que sea bueno con sus
familiares y vecinos. Recompensa solo las buenas obras que sean excepcionales.
• Haz que dar gracias se convierta en un hábito en las comidas,
al acostarse o en el auto y por las ayudas recibidas en el día.
3. Enseña a tus hijos a tener perspectiva.
La mayoría de los niños se preocupa por sus familiares y
amigos. El objetivo, sin embargo, es que nuestro hijo aprenda a preocuparse por
alguien de fuera de su círculo, como un niño nuevo en clase, el conserje del
colegio, etc.
Para conseguirlo, prueba esto:
• Asegúrate de que tu hijo sea amable y agradecido con las
personas con las que se encuentra diariamente, como el conductor del autobús o
la camarera.
• Anímale a preocuparse por los necesitados. Dale ideas como
consolar a un compañero de clase con el que se meten los demás.
• Utiliza el periódico o la televisión para enseñarle los
problemas a los que se enfrentan niños en otros países.
4. Sé un ejemplo de
moralidad.
Los niños aprenden valores observando cómo actúan las
personas que les rodean. Necesitamos practicar la honestidad, justicia y
caridad para que nuestros hijos puedan aprenderlo de nosotros. Para que
aprendan cómo queremos que se porten con los demás, prueba esto:
• Intenta hacer voluntariado una vez al mes y, si es posible,
que te acompañe tu hijo.
• Plantéale a tu hijo un dilema ético como “¿Debería invitar
a mi vecino a mi cumpleaños si a mi mejor amigo no le cae bien?”. Enséñale como
lo solucionarías tú, guiándote por los buenos valores que le estás enseñando.
5. Ayúdales a manejar
sentimientos negativos o destructivos.
A veces, aunque nuestros hijos quieran ayudar a los demás, un
enfado, la vergüenza o la envidia pueden ponerse en su camino. Necesitamos
enseñarles a manejar estos sentimientos negativos para que no les impidan
preocuparse por los demás.
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