Comienzo hoy con una serie de entradas dedicadas a la
organización, especialmente referida a
la organización del trabajo y el estudio.
¿Qué es organizar?
Un sistema tiene que dividirse en
unidades de organización, esas unidades o elementos contribuyen al mejor
conocimiento o trabajo del sistema. Una cosa o actividad está organizada cuando
las unidades en las que se subdividió
facilitan la comprensión o ejecución de ella.
En el estudio la organización es
una valiosa ayuda para facilitar el procesamiento de una información recibida.
Al utilizar la organización en el
estudio y en el trabajo escolar, el material se va clasificando y jerarquizando
de acuerdo con el interés o la finalidad que el estudiante o el profesor han
señalado. El sujeto que utilice esta estrategia agrupa la información y logra
que su estudio y trabajo sean más aceptables y satisfactorios.
Ordenar es una actividad de
preparación de algo para un fin. Al hacerlo así, el trabajo se convierte en un
quehacer más inteligente.
En muchas ocasiones y al
referirnos a cuestiones sencillas y ordinarias de la vida, solemos afirmar:
estuvo muy bien organizado, o mal organizado, con lo que expresamos que la
organización de asuntos repercute enseguida en la eficacia y agrado de los
mismos.
El estudio y el trabajo escolar
son operaciones complejas y por ello conviene organizarlos.
Desde el momento en el que el
alumno entra en el colegio y en el aula percibe una organización. Se encuentra
con horarios organizados; igualmente los materiales se han organizado a lo
largo de la semana; irá conociendo como unas sencillas reglas indican el
comportamiento para la convivencia escolar; dentro de la propia clase, multitud
de pequeñas cosas están organizadas por el tutor, etc.
Organizar es probablemente algo
tan antiguo como el hombre. En el siglo V a. de C., en la Escuela Pitagórica ya
se habían organizado a los alumnos según el grado de iniciación e igualmente
los preceptos purificadores fueron organizados en positivos (los que habían de
hacer) y negativos o prohibitivos. Si continuamos con ejemplos a lo largo de la
historia encontramos que entre los siglos VIII y X la enseñanza se ha
organizado alrededor del Trivium (Gramática, Retórica y Dialéctica) y el
Cuadrivium (Aritmética, Geometría, Astronomía y Música). La propia construcción
de la frase tiene su organización.
Martín Alonso ("Manual del
escritor", 1981) nos informa del orden clásico de los elementos en la
frase, examinando el orden en la frase latina: "Algunas de las reglas
generales se reducen a lo siguiente: 1º El sujeto va al frente de la frase. 2º
La aposición se pospone al sustantivo. 3º El complemento nominal suele preceder
al nombre. 4º El complemento directo suele preceder al verbo. 5º Los
complementos indirectos y circunstanciales suelen ponerse delante del directo.
6º Los adjetivos y participios, si son descriptivos, preceden al sustantivo;
los especificativos lo siguen. 7º Suelen juntarse los pronombres personales que
se refieran a una misma persona. 8º Los demostrativos preceden al sustantivo y
los indefinidos se posponen. 9º El verbo se coloca generalmente al final de la
frase; otras veces separa palabras que debieran ir juntas. 10º Las
preposiciones regularmente preceden al sustantivo; las conjunciones suelen
encabezar la frase, y los adverbios se anteponen a la palabra."
Continuaré tratando de la organización
en la siguiente entrada.
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