SU ORIGEN.
La Biblia narra que cuando Dios creó al ser humano, “estaban
desnudos, el varón y la mujer, sin avergonzarse de ello” (Gen. 2, 25). Su falta
de vergüenza no era una desvergüenza. No la necesitaban por el estado de
inocencia de su conciencia. No había desorden en su intimidad.
Más adelante, el texto bíblico nos dice después del pecado de
desobediencia: “Se abrieron los ojos de
ambos, y entonces, viendo que estaban desnudos, cosieron unas hojas de higuera
y se hicieron unos cinturones” (Gen. 3, 7). Ha habido un cambio. Antes del
pecado estaban desnudos y no tenían vergüenza y después, sí.
De la
inocencia al pecado.
En la primera situación no tenían vergüenza por el estado de
inocencia, como ahora sucede en los bebés o en los niños o en algunas tribus
primitivas que actualmente pueblan algunas regiones. Después del pecado,
perdieron aquella inocencia. Antes se veían como los veía Dios.
Atraer.
Seducir. Provocar.
Con relación
a la intimidad personal se puede distinguir entre:
Atraer. Lo bello atrae. Respeta la libertad
de quién lo contempla.
Seducir. Es el modo de cómo se atrae. Puede
ser positivo o negativo
Provocar. Se actualizan fuerzas que
esclavizan. Pueden ser fuerzas instintivas.
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